Hace casi seis años llegué a mi
boda con dolor en el codo, de escribir… si, en plena era digital….
Pero tenía
una buena razón y fue algo de lo que nunca podría arrepentirme.
Sabía que me iba a faltar tiempo para dedicarle a
todos los que habían querido compartir aquello con nosotros, y yo, que soy de
abrazos prolongados e incapaz de no despedirme, decidí que tenía que tener un poquito más con cada uno.