Hoy empieza el verano. Nos regalará muchos ratitos con la familia y algunos de ellos que se guardarán para siempre.
En el verano no hay monotonía, si muuuuuchas horas de luz, arañaremos alguna siesta y podremos encontrar algún rato que otro para no hacer nada, que a veces es taannn necesario (¿Lo lograremos?) jajajajaja.
Los veranos de cuando somos pequeños tienen un color especial en nuestros recuerdos, también olores, y por supuesto sabores. Y para mí, a parte del gazpacho y la sandía, el verano de mi infancia sabe a helado de limón. “El helado de mi tía Cinta”.
Me puse el traje de ser feliz y no pienso quitármelo
Llueve o ventee, aunque todo esté en contra, así recaiga mil
veces, se me quede grande o pequeño, que no, que no me lo quito…